La función principal del pedagogo será, la de estimular este desarrollo del niño en todas sus potencialidades, tanto las capacidades como la moral autónoma y los hábitos.
Es fundamental empezar a trabajar habilidades artísticas, mediante actividades lúdicas que ayuden al niño a relacionarse con sus compañeros de clase. Algunas de las actividades que podemos implementar son, ofrecer al niño lápices de cera, y estimularlo a que dibuje libremente e imite modelos que se le den, primero sencillos (líneas verticales, horizontales, círculos) y luego más complicados (cruz, arcos...). Al principio cuando el niño dibuja se sale del contorno del papel, pero, Poco a poco aprende a respetarlo.
También se pueden hacer puntos para que él los una y haga la figura que sé esta enseñando. Como están desarrollando el control muscular, el pedagogo tiene la oportunidad para ejecutar juegos y actividades que involucren el uso de todo su cuerpo, en este mismo momento, el niño está en toda la capacidad para aprender a manejar ciertos materiales, como tijeras, ganchos, tableros, entre otros, ya que, mediante ellos la coordinación y concentración puede desarrollarse completamente.
En esta etapa, podemos llevar a cabo actividades como jugar con el niño y un palo de escoba, para que lo monte como caballito, y estimularlo a que corra dándole puntos de referencia en línea recta, en círculo, lento, rápido, que corra y se detenga. Además, podemos ofrecer al niño revistas o periódicos viejos, para que rasgue y luego para que recorte. Al principio se deben dirigir sus movimientos, pero poco a poco mejorará esta habilidad. De esta manera, el aprende también, a orientarse en el espacio y nociones de ritmo y tiempo, cuando corre lento y rápido.
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